
Tierra que espera paciente pisadas de un pueblo que colma alegría
Amaneceres de algarrobo y azahar van tiñendo el día soleado
Jarillas inquietas, perfumadas, limpian hornos generosos
Olor a pan
Murmullo de oraciones repetidas dan sentido, interpretan el sueño del
hombre dormido
Sombreros aludos emiten sonidos de tiento estirado
Aguas revueltas de harina y albahaca aturden la siesta, atrapan la intriga
Grupo de niños, de frutos nacientes, asombrados en la nueva
partida
Animarse a desafiar Mikilos dormidos;
escondidos en higueras que flechan bajo el sol
Tierra que llama, cobija leyendas temerosamente dulzonas
Animarse a desafiar Mikilos dormidos.
Patricia Estrada
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